Me pregunto en qué privilegiada y superdotada cabeza de súper ingeniero de carreteras (por supuesto desde su despacho) ha surgido la grandísima idea de joder la carretera que va a Ordesa desde Fiscal en pleno agosto, para dejarla todo el invierno a su suerte, esperar a que los socavones adquieran el tamaño de cráteres, seguir esperando, esperar a Semana Santa, seguir esperando y así hasta hoy, cuando todo el mundo con 2 dedos de frente sabe que a Ordesa llegan 600.000 visitas todos los años.