El afán recaudatorio no sabe de seguridad

Mientras escribo estas líneas, mil esquiadores están bajando, de noche, en máquinas pisanieves de la estación de esquí de Panticosa, porque al señor que la dirige no le ha salido de la cruz de los pantalones ser precavido y no ha decidido cerrar la estación antes. Máxime cuando, además de las objetivas rachas de viento que había ya por la mañana, teníamos una bonita alerta amarilla por vientos.Ya pasó (que yo sepa) hace varios años. Para los esquiadores es muy guay y chachipiruli quedarse allí en la cafetería de la estación a 2000 metros de altitud, y es toda una aventura para contar a los borjamaris, pero para los trabajadores es un marrón tremendo, un problema grave de seguridad y, hablando claro, una mierda para lo que pagan (que eso no te lo pagan). Hace 12 años les regalaron un reloj por el trabajo de ese marrón, por quedarse repartiendo caldos y bajando con máquinas de noche a 15 personas por viaje de noche y con ventisca. Se les hizo las 22 horas. Y al día siguiente a trabajar!!, claro.

Lo de hoy, además, no tiene nombre ya que había alerta amarilla por vientos en el pirineo oscense, de las 13 horas del día 2 a las 00 horas del día 3. Pero claro, los encargadillos de la estación (¿sigue el mismo que hace 13 años? ¡era un crack!) apuran y apuran (de muchos es sabido que «puentean» la seguridad de los anemómetros para apurar en la velocidad del viento y no parar los remontes, aunque debe de haber una velocidad que ya no se puede uno arriesgar, quizás demasiado cerca de la velocidad límite del accidente). Estos señores, desgraciadamente, no tendrán que dar explicaciones de su penosa actuación por no cerrar a tiempo y evacuar a los clientes. Tendrán suerte y no habrá percances y saldrán de rositas, de nuevo, de su «estupenda» actuación.

Y para estupenda actuación la de los trabajadores de la estación, protección civil y guardia civil, que gracias a estos «iluminados» tendrán, también, que hacer horas extras esta noche.