Clásica ascensión (y tan clásica, han subido unos 50) desde el Portalet a un mirador magnífico del Midi. Lástima que la nieve esté tan dura, porque el descenso es muy bonito.
[photoxhibit=2]Hoy no me han echado, pero se dio la circunstancia hace ya años que por llevar un perro me «echaron» de Francia, ya que esa zona es «Parque Nacional», y mi perro parece ser que es una amenaza para el ecosistema. Eso sí, los 250 transeuntes (entre raqueteros, caminantes, esquiadores, y otros que no tienen definición, como son los que van con vaqueros a dejarse caer con una especie de sartén de plástico en el culo por la pendiente hasta que una roca o la propia nieve les para) no producen ningún impacto. Esa discusión tuve con un guarda que vino a decirme que con perro a «l’Espagne»… en verano lo puedo entender, por el ganado y porque en lugar de 250 personas igual hay 500, pero en invierno, sin ganado, sin animales (porque al ver la marabunta ya se han escondido) y con medio metro de nieve… sigo sin entender qué puede hacer mi perro. Lo que aquí, en España es ya un clásico y, sobre todo, barato: prohibir en lugar de regular.
Las normas son para cumplirlas, tener animales de compañía supone grandes sacrificios.
Y no se trata de que molesten al ganado o a las personas, si no de que no molesten a la fauna silvestre que desaparece cuando llega un perro y evitar la transmisión de enfermedades, uno de los fundamentos de la creación de los Parques nacionales es la conservación para el disfrute de las generaciones venideras, entre los que nos encontramos los que arrastramos el culo por la nieve y en España al menos te dejan llevar al perro atado.